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21 sept 2016

Reseña: Valeria en blanco y negro


Libro:  3/4
Autor: Elísabet Benanvent
Editorial: Suma de letras (bajo el sello Beta Coqueta)
Año de publicación: 2013
Número de páginas: 456
Precio aproximado: 9.95 euros (edición bolsillo)
Género:  Novela romántica adulta
Tapa:  tapa blanda sin solapas

Sinopsis: Valeria encuentra un sujetador que no es suyo en la casa de Víctor.
Valeria se siente humillada, engañada, estúpida...
Y de pronto aparece Bruno, ¡peligro!
Y mientras el mundo se pone patas arriba...
... Lola conoce a Rai en sus clases de chino.
... Carmen tiene problemas en la organización de su boda.
... y Nerea se ha cansado de ser Nerea la Fría.




¡Atención! Contiene spoilers de la primera y segunda parte.

Valeria no está cómoda. Valeria no es feliz. Está con Víctor, sí, pero no de la forma que a ella le gustaría. Él no quiere implicarse en una relación, limitando lo que tiene con Valeria a puro sexo, solo ellos dos, pero nada más. Pero ella se conforma. Piensa que de una forma u otra Víctor es solo para ella y eso la tranquiliza en cierta manera. Hasta que encuentra un sujetador que no es suyo en la habitación de él. Echa una furia, decide cortar lo que sea que tienen por lo sano. Él intenta explicarse (sin demasiado esfuerzo a decir verdad), pero a ella le da igual, no quiere seguir así.
Una nueva salida profesional se le ha abierto ante los ojos y quiere centrarse en eso para no pensar, para no darle más vueltas al asunto. Pero no lo consigue. Sobre todo cuando está dando una conferencia en un colegio junto a otros escritores y aparece él, con una de sus famosas sonrisas que desarman. Sin embargo, ahora Valeria tiene un nuevo amigo; Bruno, también escritor, con el que no solo comparte profesión…

Lola por su parte ha decido apuntarse a una academia para estudiar chino y así seguir ampliando su currículum. Después de todo lo ocurrido con Sergio no quiere dejarse llevar por sus instintos primarios ni volver a perder la cabeza (y las bragas) por un tío. Pero a ver, es Lola. Lola no cambia. Y menos cuando se encuentra a un estudiante de inglés fumando un cigarrillo en el descanso entre clase y clase.


Carmen está atacada. Los preparativos de la boda son ajetreados ya de por sí, pero si a eso le sumamos a la tradicional madre de Carmen y a la insoportable futura suegra, da como resultado a una Carmen histérica. No le gusta nada y el vestido blanco maravilloso no aparece por ningún lado. Pero por suerte tiene a Borja que la apoya en todo lo que puede y le dice lo guapa que está todos los días. Bueno, y también le ayuda de otra manera, menos dulce digamos.

Y por último está Nerea. Después de la original despedida de soltera de Carmen en la que por fin reconoció lo que le hace feliz y lo que no, sumado a su debate interno sobre la educación que le dio su madre, poco a poco se está convirtiendo en Nerea la templada. Pero no nos vamos a engañar; dar el paso de Nerea la fría a Nerea la templada lleva su tiempo y hace faltar mentalizarse bien. Por lo pronto ella ha decidido que no le gusta su trabajo. Y para eso no hay templamientos que valgan.

Pese a que este ha sido el libro que menos me ha gustado de la saga, no puedo decir que no sea todo amor, risas y, para las más sensibles, alguna lágrima. Sin embargo, cuenta la historia más intensa de los cuatro libros, ocurren más cosas y te deja sin aliento en más de una ocasión. Una auténtica montaña rusa de emociones. Es el puro estilo de Elísabet Benavent.

La incorporación de Bruno a la historia ha sido el punto que me ha desagradado. Es un personaje totalmente diferente a lo que estábamos acostumbradas con Víctor, Borja y hasta con Sergio. Es más maduro que todos ellos y tiene las ideas más claras. A diferencia de Valeria, sus libros no son autobiográficos si no que son auténticos betsellers de acción, sangre y muerte. ¿Entonces por qué no me ha gustado? No lo tengo muy claro; Su forma de hablar y de actuar no encajan conmigo y, aunque sea todo lo contrario al típico niñato que todas odiaríamos, no me ha ganado.

Valeria por otro lado, cuando leí el libro no entendía sus acciones ni por qué reaccionaba así, pero ahora, pensándolo fríamente, me doy cuenta de que estaba dolida y de que intentaba rehacer su vida sin pensar, simplemente dejándose llevar. Pero al igual que Lola no puede evitar ser como es, Valeria no puede no pensar en las consecuencias de sus actos y casi nunca consigue dejarse llevar. Ese es, en gran parte, el dilema que tiene a lo largo de la novela, el “quiero pero no debería” y el “debería pero me cuesta”.

Sin embargo, algo que me ha molestado bastante es que en la novela hay demasiadas escenas de sexo que, en un principio no sería un problema ya que estamos hablando de una novela de romántica adulta, pero que en este caso sí lo ha supuesto. Ya no es que no me hayan gustado, sino que Valeria se refugia en eso para no tener que sentarse y pararse a pensar en las cosas. En este punto de la saga está perdida, puede que incluso más que cuando pidió el divorcio a Adrián. No sabe hacia dónde va su vida, qué está haciendo con sus profesión y si debería seguir por ese camino, cómo afrontar los reveses amorosos que le dan de golpe en la cara sin que los vea venir…

En cuanto al final, me he quedado con sentimientos encontrados. Por una parte estuve feliz por Carmen y Borja, incluso por Nerea y Lola. Pero por otra me quedé con un nudo en la garganta. Algo pasa entre Valeria y Víctor (o más bien no pasa, según como lo entienda cada uno) que me dejó con mal cuerpo y un poco hecha mierda, para que os voy a mentir.

En resumen: Valeria en blanco y negro es el tercer y más intenso tomo de la saga Valeria que, pese a que es el que menos me ha gustado por la incorporación de un personaje, tiene las dosis justas (y alguna de más) de risas, suspiros de amor y enfados del lector totalmente justificados. Todo al puro estilo Beta Coqueta.



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